"Geopolíticamente necesitamos estas relaciones internacionales"

Estuvo en España en épocas políticamente intensas, como fueron el final del franquismo y los primeros ochenta, en los que terminó de establecerse la Transición. Comparándolo con aquella época, ¿cómo le parece que ha evolucionado el país?

Ha evolucionado, ha habido un cambio político importante con la transición a la democracia y el establecimiento de la monarquía constitucional. Eso significaba entrar en Europa también.

Creo que la Transición española tuvo un gran efecto en América Latina. Hubo otras transiciones de gobiernos autoritarios que se inspiraron mucho en la Transición española. Por ejemplo, el caso de Chile, con el Plebiscito Nacional, que inició una transición conversada, negociada. También pasó lo mismo después de Perón, en Argentina…

En el Perú se ha extendido: tenemos un pasaje después de una dictadura, la del general Velasco, en que tuvimos ya democracia, y sin embargo un presidente, Alberto Fujimori, llegó al poder legalmente y luego se convirtió en un poder personal, autocrático, debido a la guerra interna que había con Sendero Luminoso. Salimos de Fujimori y todavía no hemos logrado estabilidad respecto a las instituciones. Por lo tanto, tenemos todavía un récord, que me da rubor decirlo, que es tener una transición muy larga, que no acaba (ríe).

España y Perú mantienen una activa política bilateral. La última visita de Estado fue del propio presidente Vizcarra a España este mismo año. ¿Qué impresión se tiene de España en Perú, a nivel tanto político como social?

El Perú es muy complejo. Lo que son las clases medias, urbanas, educadas, que son una minoría, suponen el 30 o 40 por ciento de la población, comprenden perfectamente cómo fue la historia, la época virreinal. En cambio, en el mundo campesino queda una suerte de mentalidad, una especie de aversión negra hacia España. 

Creo que eso debería poder modificarse, porque no saben hasta qué punto son españoles. Me refiero a los indígenas peruanos. Y a las personas que tienen descendencia de ellos. ¿A quién le debemos nuestra lengua, el castellano? Yo estoy por que se enseñe lengua quechua y castellano en los colegios, pero no en todos, porque no todo el Perú tiene herencia quechua. 

También hace falta recobrar el castellano. Se ha perdido por prejuicio antiespañol. Cuando yo estuve en Secundaria había un curso de Literatura del Siglo de Oro. Lo han sacado, y ahora mis contemporáneos no conocen quién era Góngora, Cervantes, Quevedo… les han robado eso. No pasa pasa en otros países como México.

Diría, como consejo para algún tipo de programa, que habría que hacer una información a los peruanos populares sobre cómo fue en realidad la historia española en el Perú. Hay ciertas creencias pérfidas que quieren crear un mito y se olvidan de que hubo, en el periodo virreinal, nobleza inca, con un tratamiento que no tuvieron después en la República. Y los que se rebelaron fue justamente la nobleza que había creado España. Hasta qué punto influyó la transformación del pueblo indígena ante su religión, que era terrible. Pasaron de eso a ser católicos. Si hay cristianos en el Perú son los indígenas y los mestizos. Profundamente. Porque la religión cristiana no pide sacrificios de niños en lo alto de las montañas. 

Esa también fue una transformación importante en términos éticos y morales. Eso hay que tratar de sacarlo de la cabeza, poniendo la verdadera historia. Hay que luchar contra el prejuicio antiespañol.

Tiene experiencia como periodista tanto en Perú como en España. ¿Cómo cree que ha evolucionado la profesión?

Yo estuve en un primer momento, cuando había un solo diario que tenía el coraje, o el permiso, de ser crítico con el Gobierno de Franco en sus años finales, que se llamaba Diario Madrid. Ahí conocí gente estupenda que después han tenido una figuración razonable en el periodo de apertura y hemos sido amigos toda la vida.

Después estudié, fui doctor, pero nunca dejé de ser periodista. El ser periodista, y la experiencia que tenía, me ha hecho un escritor sobre Sociología e Historia. Cambian los públicos, pero el arte de escribir es casi el mismo: hacerlo de manera que el lector tenga elementos y que no sea muy aburrido, que llame la atención. Fue una escuela de los hechos reales.

El periodismo en estos momentos tiene una competencia tremenda con los otros medios de comunicación. Yo insisto en que es un arte, como puede serlo también la política. Hay gente capaz de ser periodista y gente que no. Hay un elemento de encanto, subjetivo, que se tiene o no se tiene. El periodista tiene que tener encanto, tiene que saber seducir.

La Fundación Consejo España-Perú, creada hace relativamente poco, tiene como objetivo mejorar las relaciones bilaterales a nivel tanto económico como político y social.  ¿Cómo se puede mejorar o consolidar a través de la comunicación el conocimiento mutuo entre ambos países?

Tomando en cuenta que el Perú es un país que necesita ayuda, también es un país muy complejo. Hay otro país latinoamericano que es tan complejo como nosotros: México. Justamente los países donde fue importante el Virreinato. En otros países, que están tan poblados de emigrantes (Brasil, Chile, Argentina…) es distinto. Yo he conocido China e India, y francamente mi experiencia peruana me permitió entenderlos. China es muy diferente, hay diversas culturas chinas. Por eso ponen cinco estrellas en la bandera. Y la India no digamos, es una unión de culturas muy diversas.

Por eso hay que darle mucha importancia no solo al economista y al político, también al sociólogo y al antropólogo, para saber con qué capa social se están viendo. Hay culturas, en el sentido antropológico, con comportamientos completamente distintos, valores diferentes… Una cosa es hablar con personas de Lima y otra con personas de Arequipa. Arequipa es una ciudad que tiene una idea tan especial de sí misma, muy española, que ellos dicen que son la República de Arequipa. Por eso, antes de hablar con algún peruano, en algún sitio, pregunten qué tipo de comportamiento, de qué etnia son dominantes. Otra cosa es la selva, la sierra y la costa. Es diferente. Un poquito más de información de antropología ayudaría mucho.

La colaboración entre los sectores público y privado es la característica diferenciadora del trabajo de esta Fundación. ¿Qué ventajas cree que aporta esta unión en las relaciones bilaterales?

Es muy importante. Los bancos peruanos no son muy grandes y están asociados a otros, como los españoles. Y el Estado es muy precario, porque buena parte del Perú no paga impuestos, por la informalidad. Se necesita inversión extranjera desesperadamente. Para dar el salto a una sociedad con ciencia y tecnología.

Quisiera que hubiera en Perú un tren de Alta Velocidad como el que hemos usado para ir a Córdoba. Podríamos tener uno de Piura hasta Tacna. Desde el departamento más cercano a Ecuador hasta el más cercano a Chile. El trayecto es llano, siguiendo la costa. Eso nos cambiaría por completo la vida. Como ir ahora a Córdoba en tren. La última vez fui en coche y tardé muchas horas. Esto es lo que nos hace falta. 

Necesitamos aeropuertos. Tenemos un gran aeropuerto internacional. Chile tiene ocho, Brasil treinta y seis. Nos estamos quedando muy atrás. También faltan puertos en el Pacífico. Al frente está China. Y ferrocarriles que hagan que Perú sea un lugar de pasaje entre China y Brasil. Cosas por el estilo. Eso es el Siglo XXI.

Y claro, hacer eso sólo se puede hacer mediante alianzas público-privadas. Hay que hacerlo.

Estamos en un lugar geopolíticamente decisivo. Y necesitamos urgentemente estas relaciones internacionales. A fin de cuentas, ya no hay internacionalidad. Estamos viviendo la mundialización, y hay que comprender que esto trae ventajas enormes que no hubiéramos podido tener anteriormente.

¿Qué aspectos de este Programa le han resultado de mayor interés?

Los temas relacionados con el agua en primer lugar, ese es un asunto de importancia absoluta. También la organización de las ciudades, porque somos un país urbano en este momento, según las estadísticas. Esos dos puntos han sido los más interesantes.

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